Programa de Crecimiento para Edificar el Alma 

(Testimonio) 

 

La Unión llegó cuando buscaba la tranquilidad en mi vida, no sabía donde estaba, y sin querer se presentó la oportunidad , pero en ese entonces la soberbia fue más fuerte que yo y me negué rotundamente a seguir adelante, me convencí de que no era lo que necesitaba, porque no estaba dispuesta a perder la “seguridad” que creía tener,  pasaron tres años, en los cuales trate de disminuir el coraje y resentimiento, pero sin lograrlo, y nuevamente me vi necesitada de aliviar mi alma, sin pedirlo La Unión se presentó por segunda ocasión, posteriormente entendería que Dios me estaba llamando, así que me deje llevar, desde el momento que entre me sentí con nerviosismo, el miedo me decía que debía huir; comencé con el Seminario de Confianza y Merezco, ambos hicieron evidente el dolor que tenía, no quise irme sin llegar al fondo, así que a pesar de que no era tan agradable abrir las heridas, sabía que al final estaba la tranquilidad que anhelaba, pero encontré algo mucho mejor, que es el motor de mi existencia, El Amor, no solo me vacíe para llenarme de él, sino comprendí que todo mi ser me gritaba que ese era el camino, me restaure y sobre todo me perdone, lo que fue fundamental para seguir aprendiendo, por primera vez me sentí viva, como si en el camino me hubiera vuelto a encontrar, todo esto lo viví en el Seminario del Amor, fue tan real que el impacto aún perdura. Porque sin duda había una esencia divina en ese momento, tiempo después pude constatar que el compromiso que se requiere para condoler con la gente, va más allá que el escuchar, hay que acompañarlo en su camino y ser portadores de luz, ofreciéndole abrigo y generando entendimiento.

 

Actualmente creo que cada uno de nosotros nos llega el momento de mirar hacia nuestro interior y reconocer nuestro dolor, ya que a partir de allí podemos abrirnos a recibir el Amor que Dios nos tiene. 

 

Laura Maldonado 

Laura Maldonado